Tenía yo entre 4 a 5 años mientras caminaba por las calles del barrio junto a mis padres y unos amigos cuando de repente encontré algunas monedas viejas en el piso y yo muy inocente, iba con toda la disposición de tomar esas monedas cuando de repente escuche aquel grito que me dijo: “NO! Toques ese dinero, el dinero es sucio y está lleno de microbios luego te enfermaras.”
Cuando escuche todo esto pensé que era mi madre o mi padre, pero cuando noto mejor me doy cuenta que es doña Ana con cara de alterada y señalándome en signo de desaprobación porque estaba haciendo algo inapropiado para ella; con mucha calma y elegancia mi mamá se acercó a ella y le dice “mírelo no hay nada malo con él” está haciendo lo que yo le he enseñado, a guardar tesoros, almacenar de forma segura y luego lavar las manos así ya no hay peligro. Oí los pasos tranquilos de mi madre en mi dirección y continuó trabajando en una forma de retirar el dinero de mis manos sin dañarlo. Cuando llegamos a la casa unas horas más tarde yo estaba depositando mi tesoro en mi alcancía que me compraron mis padres meses atrás.
La educación financiera comienza temprano
La educación financiera comienza con el ejemplo; con el apoyo de los padres; y con la creencia de que el dinero no es y nunca será sucio. Ese día cambió mi vida por dos razones simples:
- Pude depender de mis padres para hacer mis sueños realidad. Para un niño, comprar un juguete es encontrar alegría, una simple visita a un parque de diversiones son metas audaces, que requieren esfuerzos de negociación, disciplina y algo de dinero. Aprendí a valorar la conquista porque fue motivado mi sueño, y fui aprendiendo poco a poco el valor de cuando las cosas valen la pena, un niño solo puede aprender con la ayuda de los padres.
- Amor no significa proteger todo. Es cierto que podría haber desarrollado una infección, alergia al tocar ese dinero en el piso, pero fue una lección más importante, afortunadamente alentada por mi madre: nuestras actitudes generan consecuencias, muchas de ellas frustraciones. Vivir en una burbuja no hace que el chico quiera ser económicamente independiente.